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Licenciada en Comunicación y Máster en Periodismo. Actualmente, redacto contenidos sobre medicina y cirugía estética, belleza, salud y bienestar.
Sea cual sea la cirugía estética que el paciente desee llevarse a cabo, es necesario seguir algunas pautas, ya que estas repercuten considerablemente no solo en los resultados del procedimiento, sino también en que la recuperación sea óptima y rápida. Sin embargo, hay zonas corporales que requieren de más cuidados especiales e implican una recuperación más tardía. Por ejemplo, la pronta recuperación del abdomen, muslos y glúteos se ve impedida porque son zonas sensibles a los movimientos; entonces, al realizar movimientos puede generar incluso molestias.
Para evitar toda molestia y lograr una pronta recuperación, los expertos recomiendan portar y utilizar fajas postcirugía o fajas quirúrgicas, las cuales se encargan de mantener sujeta la zona y de este modo se contribuye a que las heridas se protejan y sanen en un menor tiempo.
Una faja quirúrgica es muy similares a cualquier faja convencional; se encuentra elaborada de materiales elásticos como lycra. Si bien sabemos, las fajas tienen la función de generar presión de manera constante y uniforme en determinadas áreas (abdomen, espalda…); aunque, las fajas más comunes que se recomiendan son aquellas destinadas al abdomen, existen también otras que son especiales para muslos y cadera.
Cuando el médico lo señale o recomiende su uso; aunque, el uso más usual de estas fajas postcirugía es cuando se ha pasado por una cesárea, parto, liposucción, abdominoplastia y dermolipectomía.
Debido a que la faja se adhiere fácilmente a la piel, este órgano se mantendrá sujeto y firme, permitiendo que los tejidos desinflamen, reduce los dolores y aquellas molestias que pueden aparecer después de pasar por quirófano. Asimismo, las fajas son aliadas para reducir flacidez y corregir la postura. Al igual, ayudan al paciente a tener un mejor control sobre sus movimientos y permiten que la paciente luzca una figura modelada y ello de manera discreta, puesto que las fajas se pueden ocultar debajo de la ropa.
En sí, no hay un tiempo límite para usar la faja, todo depende del tipo de intervención a la cual se sometió la paciente y la evolución que presente en su recuperación. En todo caso, es el especialista quien establece el tiempo que se debe portar la faja.
No obstante, el tiempo aproximado del uso de la faja va entre un periodo de cuatro a seis semanas después de la intervención. Conforme el paciente evolucione, el empleo de la faja se va modificando y ya no será necesario llevarla todo el tiempo, solo algunas horas al día.
La faja que se debe elegir será acorde al tipo de cirugía a la que te hayas sometido o a la que estarás próximo a realizar; también es importante que tomes en cuenta tu complexión. Aún así, es importante que te asegures que la faja cubra la zona intervenida, así ésta realizará una correcta función.
Otro aspecto importante a tomar en cuenta al momento de elegir la faja, es la ubicación de la herida. Por ejemplo, si la herida fue en el abdomen por una cesárea o cualquier otra, es preferible que optes por una faja que tenga la cremallera en el lateral o en la zona trasera a fin de que la herida no se moleste.
Al igual, es importante que la faja cuente con un forro de material hipoalergénico (algodón), de este modo se evitará sufrir molestias por la cremallera o cualquier agente que genere molestias en la piel. El que sea hipoalergénico significa que se evitarán alergias y cualquier otro inconveniente por llevar puesta la faja durante todo el día. Recuerda que en una faja se busca brindar comodidad.
Se recomienda que antes de que se lleve a cabo la intervención tú compres tu faja, así la podrás usar de manera inmediata. Al igual, es importante contar por lo menos con dos fajas, una limpia y lista para poder portarla. Recuerda que la higiene en las fajas también es de suma importancia, ya que se evitan infecciones o cualquier otro padecimiento.
Otro punto importante a tomar en cuenta al momento de comprar tu faja, es que ésta sea ajustable. Si bien, en un principio es probable que presentes hinchazón, pero conforme transcurren los días ésta remitirá y tendrás que ajustar tu faja a tu nueva condición.
Al terminar de lavarla, se aconseja no exprimirla para que ésta seque, de lo contrario también se deformará.
Ahora ya sabes los cuidados más relevantes que debes seguir con tu faja, por tanto, es importante que sepas elegir este tipo de prenda. No olvides considerar su material y para qué zona la vas a emplear, así sacarás el máximo provecho de sus cualidades en la postcirugía.
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