Normalmente se trata de una intervención breve, que dura entre 30 minutos y 1 hora. En un primer tiempo, el cirujano se dedica a extraer la grasa de la zona donante a través de una liposucción, mediante unas microcánulas de 3 mm de diámetro. Generalmente, la grasa se extrae de zonas como el vientre, los muslos o las nalgas, aunque también puede provenir de la zona suprapúbica, con la ventaja de realizar un ligero lifting de la zona íntima.
La zona donante está previamente infiltrada con una solución tumescente, lo que permite anestesiar el área y al mismo tiempo estrechar los vasos sanguíneos para limitar la pérdida de sangre. Las incisiones son pequeñas, varían entre 3 y 5 mm y no causan cicatrices visibles.
La grasa aspirada es tratada y filtrada (método Coleman) mediante un proceso de centrifugación que permite separar la grasa pura de la sangre y del aceite. Es esta misma grasa pura que será reutilizada para engrosar el pene.
Luego, con la ayuda de microcánulas de 2 mm, la grasa pura se inyecta en el eje del pene aumentando así su circunferencia. Para distribuir uniformemente la grasa y así obtener un resultado natural y armonioso, el médico va masajeando la zona a medida que va inyectando la grasa. Para terminar, el médico sutura las incisiones y coloca un vendaje alrededor del pene y de la zona donante.