Después de mi embarazo me practique una lipectomia, mi motivación principal fue que después mi abdomen estaba flácido y con estrías, lo cual me incomodaba mucho. Mi esposo me apoyó al 100%, lo cual me dio mucha seguridad y a pesar de las diferentes opiniones que recibí, unas que me decían que era una cirugía muy dolorosa y que el postoperatorio era muy duro de sobrellevar y, por otro lado, las que me decían que a los 3 días ya andaban haciendo su vida casi normal. Pues tomé la decisión y me sometí al procedimiento. El postoperatorio al principio fue incomodo por los drenajes que tuve que tener durante aproximadamente 5 días, también era complicado por la faja que tenía que ponerme con mucho cuidado y también tenía miedo, pues no quería molestar la herida. Al retirar el drenaje, ya fue más fácil el poner y quitar la faja y me sentí más cómoda. Realmente, dolor no tuve, fue mejor de lo que me habían platicado y no fue tan fácil como también me dijeron. El tiempo que me llevo estar a un 80% fue aproximadamente 1 mes y al 100% a los 3 meses. Después de la operación tiene uno que ir viendo como cada día va mejorando y al mismo tiempo ir disfrutando. El resultado fue muy satisfactorio. Jamás me arrepentiré de haberme sometido a la cirugía, valió totalmente la pena, cumplió absolutamente mis expectativas. Soy feliz con mi resultado.